Crímenes ridículos en literatura

Los 7 crímenes más ridículos de la literatura negra

He pasado incontables horas de mi vida inmerso en el oscuro y retorcido mundo de la literatura negra, desde Raymond Chandler hasta Dashiell Hammett. En este fascinante universo, los crímenes ridículos en literatura siempre destacan. ¿Quién podría olvidar esas historias clásicas de asesinatos, crímenes y traiciones, con el trasfondo de un sórdido submundo? Sin embargo, a pesar de su oscuridad, la literatura negra suele estar marcada por un peculiar sentido del humor, con multitud de crímenes inverosímiles y extravagantes que mantienen a los lectores pegados a la página.

Así que, para tu entretenimiento (¡y el mío!), he recopilado una lista de los 7 crímenes más ridículos y extraños que he encontrado en mis años de lectura de novela negra.

El caso de los lemmings asesinos

Fredric Brown, conocido por su humor y giros inesperados, nos trae en “The Screaming Mimi” a un hombre asesinado por un ejército de lemmings. Sí, has leído bien, ¡lemmings! Un villano excéntrico manipula a estos pequeños roedores, usándolos como un arma mortal. Esta escena se convierte en una de las más ridículas y memorables de la literatura negra.

El caso del encendedor explosivo

En “Los amigos de Eddie Coyle” de George V. Higgins, un criminal de poca monta se ve envuelto en un complot absurdo que involucra un encendedor que explota. Pensando que simplemente está encendiendo un cigarrillo, el protagonista termina siendo víctima de un elaborado y ridículo asesinato, mostrando hasta dónde algunos llegarán por un poco de drama.

El caso del asesinato en el salón de belleza

Crímenes ridículos en literatura: El salón de belleza.

Dorothy L. Sayers, en su novela “El misterio del salón de belleza”, nos presenta a una víctima asesinada de la manera más absurda posible: con un secador de pelo defectuoso. Intentando crear el peinado perfecto, la víctima termina electrocutada en su silla de salón. Este caso demuestra que incluso la búsqueda de la belleza puede ser mortal.

El caso de los zapatos venenosos

En “La muerte de un viajante” de Rex Stout, el famoso detective Nero Wolfe investiga un asesinato ridículo: un vendedor de zapatos muere envenenado por su propio producto. El asesino inyecta veneno en los tacones de los zapatos que la víctima llevaba puestos, creando una situación tan inverosímil como fascinante.

El caso del caracol asesino

Patricia Highsmith, en su colección de cuentos “Pequeños cuentos misóginos”, incluye una historia donde un hombre muere asesinado por un caracol gigante. Este relato absurdo y surrealista nos muestra cómo la naturaleza puede volverse contra nosotros de las formas más inesperadas y mortales.

El caso de la biblioteca letal

En “El club Dumas” de Arturo Pérez-Reverte, un bibliófilo muere de una manera bastante inusual: por el desplome de una pila de libros antiguos. Este caso no solo resulta ridículo, sino que también sirve como un recordatorio de que la obsesión por el conocimiento puede ser literalmente mortal.

Crímenes ridículos: la biblioteca letal

El caso del helado mortal

Finalmente, en “La muerte es el enemigo” de Ngaio Marsh, un personaje muere al comer un helado envenenado. La combinación de algo tan inocente y placentero como un helado con un veneno mortal crea una escena tan ridícula que resulta difícil de olvidar.

Conclusión

La literatura negra no solo ofrece tramas oscuras y complejas, sino que también sorprende con crímenes ridículos y extravagantes que arrancan una sonrisa y recuerdan que, incluso en el mundo del crimen, la realidad puede superar a la ficción. Estos 7 crímenes ridículos no solo son un testimonio de la creatividad de los autores, sino también un guiño a los lectores que buscan algo más que el típico asesinato misterioso. Así que la próxima vez que te sumerjas en una novela negra, mantén los ojos abiertos para detectar esos momentos de absurda genialidad.

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